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The Daily Cardinal Est. 1892
Saturday, July 27, 2024

Ambientes que nunca se olvidan

Se acabó. Ya no hay más baloncesto. En un día, las esperanzas de que los dos equipos de la universidad, tanto el femenino como el masculino, llegaran a la Sweet Sixteen del torneo nacional fueron destruidas. Iba a ser un domingo divertido, pero a los estudiantes de último año, yo incluida, se les acabó el animar al equipo de baloncesto como estudiante. Y para los jugadores de último año, se les acabó la competición universitaria para siempre. Días como este es fácil ponerse a pensar en como nunca voy a vivir algo parecido a lo que se vive en el Kohl Center durante los partidos de baloncesto de los Badgers. Hay momentos en esos partidos que lo único que quiero hacer es contemplar el ambiente y meter esos sentimientos en una botellita que pueda sacar cuando no esté en Wisconsin. Y es que nunca volveré a sentir nada igual.

Cómo fotógrafa del The Daily Cardinal he tenido oportunidad de cubrir los mejores y peores partidos de baloncesto de este equipo. Desde la increíble victoria sobre Duke hasta el partido perdido contra Illinois en el Big Ten tournament, el ambiente de los fans universitarios es lo mejor que puedo recordar de todos aquellos, tanto en las derrotas como en las victorias. Los cánticos, la orquesta, las animadoras, los árbitros, los entrenadores y los jugadores... un sin fin de etcéteras que hacen los partidos de baloncesto universitarios algo sin igual.

No pudiendo compararlos con deportes universitarios en Europa, porque no los hay, solo puedo hacerlo con un partido de fútbol en España. Estoy hablando de la mejor liga del mundo, donde miles y miles de fans se reúnen cada semana en sus templos para animar a sus respectivos equipos. Si nos olvidamos de la diferencia entre el deporte universitario y el profesional, y miramos simplemente a las actuaciones de los fans y el ambiente en general, debo decir que hay días que me quedo con lo que he vivido en esta universidad. Vale que nada me gusta más que estar en un partido del Sporting de Gijón en la tribunona del Molinón, pero... ¿qué me decís de poder oír a Bo Ryan gritarle a un arbitro a pleno pulmón mientras Bucky se sienta a mi lado e intenta hacer fotos con mi cámara?

Todos y cada uno de los espectadores de un partido de baloncesto viven los colores como nadie. En España, no todo el mundo lleva la camiseta de su equipo y más veces que menos tienes que aguantar el puro del señor de al lado, que no se levanta a aplaudir ni aunque lo maten. Aquí ves a señoras de la edad de mi abuela con camisetas que dicen ""Wisconsin Grandma"" y a bebés que todavía no les han salido los dientes con baberos que llevan una ""W"" enorme bordada. Todo el mundo sabe las canciones y se oyen durante todo el partido, mientras que en un partido de fútbol en España sólo son los ""ultras"" los que cantan y gritan constantmente. ¿Hay algo que se compare al momento en el que Bucky es alzado en el aire por varias animadoras y mientras suena el himno de Wisconsin, la gente lanza las manos al aire de un lado para otro? Es algo que siempre recordaré porque cada partido, y aunque haya sido desde las bandas, lo he vivido como la que más. Y es que en algunas cosas como la comida y la ropa puede que seamos mejores en Europa, pero cuando comparamos el ambiente de los partidos universitarios con nuestros eventos deportivos, América gana.

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¿Crees que el ambiente de los eventos deportivos europeos son mejores que los de Estados Unidos? Diselo a Isa enviandole un e-mail a alvarezvalca@dailycardinal.com

 

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