Skip to Content, Navigation, or Footer.
The Daily Cardinal Est. 1892
Tuesday, September 30, 2025

Hay una primera vez para todo

En los diecisiete años que llevo viviendo en los Estados Unidos, no fue hasta éste año que celebré Acción de Gracias por primera vez, y me di cuenta de lo que me he estado perdiendo todo este tiempo.  Al ser italiana, mi familia nunca celebró este día y así, cada año, mientras mis amigos volvían a sus reuniones familiares, mi familia y yo comíamos pasta y dormíamos.  Sin embargo, esté año decidí ir a casa de mi compañera de habitación en Minnesota para celebrar ésta festividad.  Todos mis amigos me dijeron que debía prepararme para comer más que nunca, cosa que me parecía un poco extraña dado que al ser italiana, he tenido bastantes banquetes en mi vida.  No obstante, me preparé para el pavo, las patatas, la tarta de calabaza y sobre todo, el ""Thanksgiving stuffing,"" una cosa tan americana que no hay palabra adecuada en español para describirla.

Cuando nos despertamos el 27 de noviembre, la casa ya olía a pavo y verduras.  Entré en la cocina y vi un montón de comida rodeando a un pavo tan grande como mi cabeza.  Pregunté que si no pensaban que era un poquito temprano para cocinar cuando los invitados vendrían sobre las dos de la tarde, pero la familia entera se echó a reír y me dijo que para una cena tan extravagante se debe empezar muy pronto. Pero con tales olores invadiendo la casa, no pude discutir tal preparación.  

Así que nos sentamos en la sala mientras cocinaban el pavo y conocí a toda la familia de la mi amiga: la abuela, el abuelo, los tíos, primos, y otros amigos. Hablamos del tiempo, la universidad, el fútbol americano, si nos íbamos a despertar el próximo día a las cuatro de la mañana para hacer las compras del Black Friday, y, obviamente, también hablamos de lo raro que era que yo nunca había celebrado esta fiesta; todo para distraer el hambre.  Finalmente, alrededor de las tres y media, oímos una frase que parecía que venía del cielo: ""Todo está preparado!""  Enseguida todos nos sentamos a la mesa con platos llenos de comida. En mi plato tenía una gran ración de puré de patatas, zanahorias hervidas,  pavo (algo imprescindible), un tipo de ensalada de manzanas con crema montada y, obviamente, una ración de ""stuffing.""  

Después de dar las gracias, mi amiga, su hermano, y su primo me echaron una mirada pícara. Yo ya sabía lo que esperaban; querían saber si me gustaría el ""stuffing.""  Era inevitable, tomé el tenedor y recogí un poco de esta comida nueva y la llevé a mi boca. Mis espectadores me observaron sin pestañear. Lo que probé fue una cosa inesperada. Era un poquito salado, con una pizca de carne y pan, y lo más importante de todo, ¡maravilloso!  Sonreí inmediatamente y les dije que era una comida deliciosa.  ¡No sé como sobreviví todo este tiempo sin algo así en mi vida!  Después de tres raciones de puré de patatas  y ""stuffing,"" dos raciones de pavo, y dos trozos de tarta de calabaza, me tiré al sofá y me desvanecí durmiendo, con una sensación de pavo relleno que nunca había tenido.  Ahora, recordando mi primera celebración Acción de Gracias, entiendo por qué los estudiantes universitarios, que estamos normalmente muertos de hambre, estén tan agradecidos en este día.

 

Enjoy what you're reading? Get content from The Daily Cardinal delivered to your inbox
Support your local paper
Donate Today
The Daily Cardinal has been covering the University and Madison community since 1892. Please consider giving today.

Powered by SNworks Solutions by The State News
All Content © 2025 The Daily Cardinal